domingo, 15 de noviembre de 2020

14 DE AGOSTO DE 2011. San Francisco

 Nos levantamos temprano para dedicarle el día a la ciudad que parecía que merecía la pena. Buscamos por la mañana información en Internet para ver qué cosas visitar y al final decidimos irnos con la furgoneta y darnos una vuelta para conocer un poco San Francisco desde el coche. Lo primero nos fuimos al GOLDEN GATE y ya llegando nos perdimos y fuimos a parar al barrio de CASTRO, que sabíamos que debíamos visitar pero no sabíamos por qué. Por ello la sorpresa vino cuando llegamos a él y vimos una gran bandera Gay que presidía su entrada…. Resulta que era el Chueca de San Francisco y nosotros preguntándole por él a los chinos!! 


 Dimos una vueltita rápida por CASTRO que nos pareció un barrio muy acogedor y agradable y nos fuimos hacia el Golden Gate. 



 El famoso puente de San Francisco nos dejó profundamente impresionadas. A pesar de haberlo visto cientos de  veces en películas, fotos y reportajes, impresiona por su grandeza y su color rojo intenso enmarcando la bahía de San Francisco. La verdad que nos gustó el verlo y el cruzarlo con la furgo mucho más de lo que teníamos previsto. A la entrada y la salida del puente hay miradores que, como el puente, están abarrotados de coches y gentes de todas las nacionalidades (como en casi cualquier sitio, gran predominio de nipones). Paramos en el mirador de la salida que tiene unas fantásticas vistas de la bahía y de la isla de Alcatraz. 






Allí hablamos con Victor Juaristi, el que será nuestro monitor de Horsmanship durante unos días y quedamos con él a las tres y media en un restaurante que nos recomendaron ellos en el barrio de la Mision, al lado de Castro y que es donde viven ellos. Antes nos pasamos de nuevo por Castro, aparcamos el coche y damos unas vueltas paseando por el barrio. Definitivamente el mundo gay mueve mucho dinero. Las casas unifamiliares están muy bien cuidadas y son muy bonitas. El barrio está lleno de negocios gays, el barrio está plagado de banderas multicolores y por la calle abundan las parejas de hombre-hombre cogidos de la mano y paseando a un perrito pequeño de pura raza….. Esta es la imagen que nos queda del barrio, un ambiente muy chic y aparentemente muy permisivo y cosmopolita. Estuvimos viendo un grupo tocando en la calle música muy alegre, mientras parte de los componentes del grupo bailaban delante y la gente disfrutaba del maravilloso día veraniego (hemos tenido mucha suerte porque dicen que a San Francisco le acompaña la niebla prácticamente todo el año, y los dos días que estuvimos lució un sol esplendoroso). Y bueno, en el barrio de Castro donde la tolerancia abandera la defensa de los derechos de los gays, lesbianas y transexuales, nos preguntamos dónde están estos últimos….. solo se ven parejas de chico-chico por la calle. 




 De ahí cogimos el coche, (a pesar de la cercanía de las calles en el mapa, las distancias son enormes!) y nos fuimos a la Mission donde habíamos quedado con Victor y Virginia, su mujer. Tuvimos una pequeña pérdida buscando donde teníamos aparcado el coche, pero exceptuando este pequeño lapsus, Gemma se orienta con los mapas como si fuera nativa!!

Comimos en el “Gracias Madre” que ofrece comida mejicana vegetariana. El ambiente muy bueno y ellos muy amables, la comida…… demasiado picante!! Tenía todo una pinta buenísima, pero después del primer bocado cargadito de picante, el resto ya no te sabe a nada…. Eso sí, la cerveza corrió como la espuma!!

Cuando habíamos pedido el postre llegaron Victor y Virginia. La primera impresión fue muy buena y en seguida hubo buena química. Hablamos sin parar de caballos, de viajes, de países y de odiseas de vida y dos horas después nos despedimos de ellos y nos fuimos para el centro a ver si encontrábamos el vaquero para Carlos.

Nos costó un poco aparcar en los alrededores de Union Square y acabamos haciéndolo en medio de China Town. Por fin compramos el Levis de Carlos, no sin antes tener unas cuantas discusiones por la “autenticidad” del clásico producto y hasta Gemma se compró un vaquero!!

De allí nos dimos un paseo por el centro, cenamos un “Del Taco”  y nos fuimos a dormir al camping-parking.

En el restaurante Fast food del Taco me llamó poderosamente la atención un tipo grande y con aspecto agresivo que entró en el bar, que estaba medio vacío, ocupó una mesa al lado nuestro y comenzó a sacar comida y bebida de su bolsa. Si pedir nada en el bar, la comió y la bebió. Luego cogió la bolsa de papel que había dejado de sobras el que se había ido en la mesa de al lado, miró lo que había dentro y la tiró de nuevo con desprecio sobre la mesa. Su actitud era déspota y provocadora, pero al mismo tiempo parecía que vivía en su mundo, enfadado con el resto de la humanidad. Por último abrió una carpeta que llevaba llena de papeles y empezó a romper unos cuantos, echando los trozos encima de la mesa de al lado, con el mismo desmán déspota y desagradable. Cuando había comido su comida y había ensuciado el bar con sus guarrerías, cogió y se fue…..

 

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